Queimada: orígenes, tradición y finalidad

La Queimada es uno de los muchos rituales que tienen que ver con el fuego, una misteriosa tradición de origen pagano con aspecto de pócima mágica, cuyo origen se pierde entre las sombras de noches ancestrales, plagadas de hechizos, donde la gente, sentada en la oscuridad y formando un círculo alrededor de la olla de barro, busca la purificación del cuerpo y la salvación del alma mientras revuelven el brebaje que espantará los malos espíritus y atraerá los buenos. Actualmente, es una bebida alcohólica de la tradición gallega y propia de su gastronomía.
Se le atribuyen facultades curativas y se afirma que, tomada tras la pronunciación del conjuro, funciona como protección contra maleficios, además de mantener a los espíritus y demás seres malvados alejados del que la ha bebido.

Los orígenes de la bebida son desconocidos, si bien popularmente, se le atribuyen orígenes celtas.
Actualmente, el ritual de la Queimada y su conjuro es un rito que se mantiene, llevándose a cabo en infinidad de reuniones sociales y celebraciones que tienen lugar en la comunidad gallega, y, con el paso del tiempo, se ha ido extendiendo a otras regiones y países.
Un posible origen se sitúa en las ancestrales culturas castreñas. Los Celtas dejaron su herencia cultural plasmada en los abundantes petroglifos que se encuentran en todas las comunidades gallegas.
Son frecuentes los símbolos con forma de espiral, destacándose el Triskel, figura con tres aspas torzadas, cuya interpretación más aceptada por parte de los historiadores es que representa los tres elementos fundamentales en la vida del hombre: la tierra, el agua y el fuego.
Este ritual lleva también de forma intrínseca la fusión de estos tres elementos, que aportan su componente mágico, heredado de los antepasados Celtas y transmitido a través de los tiempos.
La tierra se simboliza mediante la olla de barro, el agua se ve representada por el aguardiente que se agita y remueve, mientras el fuego danza libre entre los elementos que conforman esta pócima mágica alumbrándonos, dándonos calor al cuerpo y purificando las almas.
En 1972 el Catedrático de Prehistoria de la Universidad de Santiago de Compostela, Carlos Alonso del Real, afirmó que su origen más plausible sería el medieval, dado que la destilación del aguardiente en Galicia es posterior a la introducción del alambique (de origen árabe) a partir de los siglos XII o XIII (Edad Media) y que el azúcar de caña, uno de sus ingredientes fundamentales, también lo introdujeron los árabes en la península ibérica (la difusión de su equivalente de remolacha es muy posterior, correspondiendo a las Guerras Napoleónicas).
Posteriormente, el antropólogo Xosé Manuel González Reboredo, indica que el consumo de aguardiente (normalmente sin quemar) era habitual en la Galicia rural tradicional, como medicina contra el catarro y que aproximadamente en 1950, los gallegos residentes en el exterior empezaron a tomarla en las fiestas o después de las
comidas. En reuniones de este tipo habría surgido la costumbre de acompañar el consumo de la Queimada de conjuros improvisados en el momento. Dicha costumbre se difundió tan rápidamente que en 1955 un alfarero de Mondoñedo, Tito Freire, creó los recipientes de barro cocido, con forma de caldero y patas en los que se suele
preparar habitualmente. El conjuro tradicional de la queimada fue inventado en Vigo en 1967 por Mariano Marcos Abalo para una fiesta de que tenía lugar en un barco amarrado en el puerto de Vigo. En 1974 su creador le añadió las referencias a Satán y Belcebú y comenzó a representarlo en una discoteca. En esa misma época, una imprenta viguesa empezó a vender copias del conjuro, primero sin su autorización y luego pagando una peseta por ejemplar vendido. El éxito hizo que otras empresas empezaran a vender copias por su cuenta, sin ninguna autorización y sin citar su nombre, lo que originó la creencia de que el conjuro era de autor anónimo. En 2001, Abalo registró su propiedad intelectual.
Para infundir las propiedades exorcístico-purificadoras a la Queimada, debe recitarse cuando la misma está a punto de terminar su preparación, momento que se percibe cuando las llamas cambian de color.
De las muchas versiones que se utilizan, la que se muestra e continuación es una de las más comunes, a modo informativo. (La versión que leeremos es una adaptación de una que obtuve aproximadamente en 1995, época en que comencé a prepararla casi todos los inviernos).

En gallego:

Mouchos, coruxas, sapos e bruxas; demos, trasnos e diaños;
espíritos das neboadas veigas, corvos, pintegas e meigas;
rabo ergueito de gato negro e todos os feitizos das menciñeiras…
Podres cañotas furadas, fogar de vermes e alimañas,
lume da Santa Compaña, mal de ollo, negros meigallos;
cheiro dos mortos, tronos e raios; fuciño de sátiro e pé de coello;
ladrar de raposo, rabiño de martuxa, oubeo de can, pregoeiro da morte…
Pecadora lingua de mala muller casada cun home vello;
Averno de Satán e Belcebú, lume de cadáveres ardentes,
lumes fatuos da noite de San Silvestre, corpos mutilados dos
indecentes, e peidos dos infernais cus…
Bruar da mar embravecida, agoiro de naufraxios,
barriga machorra de muller ceibe, miañar de gatos que andan á xaneira,
guedella porca de cabra mal parida e cornos retortos de castrón…
Con este cazo levantarei as chamas deste lume
que se asemella ao do inferno e as meigas ficarán purificadas
de tódalas súas maldades.
Algunhas fuxirán a cabalo das súas escobas
para iren se asulagar no mar de Fisterra.
Ouvide! Escoitade estos ruxidos…!
Son as bruxas que están a purificarse nestas chamas espiritosas…
E cando este gorentoso brebaxe baixe polas nosas gorxas,
tamén todos nós quedaremos libres dos males da nosa alma
e de todo embruxamento.
Forzas do ar, terra, mar e lume!
a vós fago esta chamada:
se é verdade que tendes máis poder ca humana xente,
limpade de maldades a nosa terra e facede que aquí e agora
os espiritos dos amigos ausentes compartan con nós
esta Queimada.

En castellano:
Búhos, lechuzas, sapos y brujas; demonios, duendes y diablos;
espíritus de las vegas llenas de niebla, cuervos, salamandras y brujas;
rabo erguido de gato negro y todos los hechizos de las curanderas…
Podridos leños agujereados, hogar de gusanos y alimañas,
fuego de la Santa Compaña, mal de ojo, negros maleficios;
hedor de los muertos, truenos y rayos; hocico de sátiro y pata de conejo;
ladrar de zorro, rabo de marta, aullido de perro, pregonero de la muerte…
Pecadora lengua de mala mujer casada con un hombre viejo;
Infierno de Satanás y Belcebú, fuego de cadáveres ardientes,
fuegos fatuos de la noche de San Silvestre, cuerpos mutilados de los
indecentes, y pedos de los infernales culos…
Rugir del mar embravecido, presagio de naufragios,
vientre estéril de mujer soltera, maullar de gatos en busca gatas en celo,
melena sucia de cabra mal parida y cuernos retorcidos de castrón…
Con este cazo elevaré las llamas de este fuego
similar al del Infierno y las brujas quedarán purificadas
de todas sus maldades.
Algunas huirán a caballo de sus escobas
para irse a sumergir en el mar de Finisterre.
¡Oíd! ¡Escuchad estos rugidos…!
Son las brujas que se están purificando en estas llamas espirituosas…
Y cuando este delicioso brebaje baje por nuestras gargantas,
también todos nosotros quedaremos libres de los males de nuestra alma
y de todo maleficio.
¡Fuerzas del aire, tierra, mar y fuego!
a vosotros hago esta llamada:
si es verdad que tenéis más poder que los humanos,
limpiad de maldades nuestra tierra y haced que aquí y ahora
los espíritus de los amigos ausentes compartan con nosotros
esta Queimada.

LA QUEIMADA PUEDE HACERCE EN CUALQUIER MOMENTO DEL AÑO, pero hay fechas que se consideran mágicas ancestralmente, como la noche de San Juan, que se celebra del 23 al 24 de junio, y se asocia en el Hemisferio Norte al Solsticio de Verano y a sus hogueras solsticiales.
Se piensa que el origen de esta tradición de asociar la Queimada a la noche de San Juan se remonta a los siglos XI o XII, coincidiendo con la construcción de la Catedral de Santiago. Aunque se desconoce la procedencia exacta de esta costumbre, lo que sí sabemos es que es antigua.
En el Conjuro de la Queimada se invoca a los 4 Elementales o Fuerzas (aire, tierra, mar y fuego), deidades fundamentales de la cultura de los Druidas y de los ritos célticos, quedando todos representados en el ritual, aunque el fuego el elemento clave:
AIRE: Sobre el cual se elevarán y danzarán las llamas.
LA TIERRA: Simbolizada por la olla de barro.
AGUA (MAR): simbolizada por el aguardiente.
EL FUEGO: Deidad de la purificación.
Los antiguos celtas llamaban Alban Heruin a este festival, y su principal significado era el de celebrar el
instante en el que el Sol se hallaba en su máximo esplendor, cuando duraba más tiempo en el cielo y
mostraba su máximo poder a los hombres, y al mismo tiempo, el día en que empezaba a decrecer.

SOLSTICIOS
La noche de San Juan se asocia a un sinfín de ritos y tradiciones que llenan de magia y misticismo a una de las jornadas más celebradas a lo largo y ancho del mundo. Lo que empezó como una tradición pagana para celebrar el Solsticio de Verano y el acortamiento progresivo de los días, fue adaptado por el Cristianismo para celebrar el nacimiento de San Juan Bautista. Y así, mientras unos encendían hogueras en honor al Sol, otros comenzaron a hacerlo para festejar la fiesta de uno de los profetas más importantes de la religión cristiana. Los ritos en esta fecha son tan antiguos como la humanidad. En la prehistoria comenzaron a venerar al Sol por temor a que perdiese su fuerza y terminase por desaparecer, los Druidas Celtas festejaban el Alban Heruin para lograr unas tierras fértiles y los aztecas construyeron grandes templos para favorecer las cosechas. Y a pesar del paso de los años y de los siglos, las tradiciones y los ritos de la noche de San Juan continúan vivos hoy en día en sus diferentes versiones, pero la mayoría con un
objetivo común: dejar atrás lo malo quemándolo en el fuego y dar la bienvenida a lo nuevo y valorando el agua como un elemento purificador. Para conmemorar y al mismo tiempo para atraer su bendición sobre hombres, animales y campos, se encendían grandes hogueras. Este festival se asocia a rituales destinados a obtener pareja o a conservarla.
Así, en la víspera del 24 de Junio, se llevan a cabo innumerables rituales propios de la Noche de San Juan, pero todos giran en torno a la glorificación del fuego y a la purificación obtenida a través del fuego y del
agua, siendo el festival del fuego por excelencia.
Realmente, la noche del Solsticio ronda el 21 de Junio, pero la Iglesia la ha trasladado o superpuesto a la festividad de San Juan, para dar un nuevo sentido a las tradiciones paganas.
La mayoría de las construcciones megalíticas de Europa y muchísimas Iglesias medievales se orientan hacia la salida del Sol en el Solsticio de Verano. Ese “Sol quieto” en el punto culminante de la duración del día en
el Norte, para luego decrecer en duración hasta el Solsticio de Invierno, y en Sur, el día más corto del año, y la noche más larga, que festeja el comienzo del frío Invierno, pero con un lento y paulatino aumento de las horas de Sol en los días, hasta el día más largo nuestro, en el Solsticio de Verano el 21 de Diciembre.

La importancia y presencia del agua (por el Bautismo) es también uno de los grandes símbolos de las celebraciones de San Juan y parte esencial de numerosos ritos de esta festividad.
También se denomina “Verbena” a esta fiesta por la costumbre practicada en algunos lugares por las
jóvenes de ir a recoger verbena a las doce de la noche en la víspera de San Juan, con la intención de conseguir el amor del hombre deseado por su corazón.

COSTUMBRES Y CREENCIAS
Solsticio, del latín solstitium (sol sistere), significa “Sol quieto”. Es el momento del año en el que el Sol alcanza su menor altura aparente en el cielo en el Hemisferio Sur, y la duración de la noche es la máxima del año.
En el Hemisferio Norte coincidía con el Festival del Nacimiento del Sol Inconquistado (Dies Natalis Solis Invicti) y se celebraba cuando la luz del día aumentaba después del Solsticio de Invierno, en alusión al “renacimiento” del Sol. Este Festival corría desde el 22 al 25 de Diciembre y luego se asimiló al nacimiento
de Cristo para tomar la figura de Sol Invicto. Las iniciaciones realizadas en el Solsticio de Invierno, cobraban simbólicamente el renacer a la vida, luego de la noche más larga, equivalente a la muerte.
Por esto, todas las tradiciones buscan dejar atrás lo negativo y abrir la mente a las experiencias positivas,
logrando un verdadero renacer, una victoria (Sol Invencible)
En algunas regiones se acostumbra hacer una hoguera en la playa. Una de la creencias era que la pareja que saltaba unida la hoguera conseguía felicidad y buena fortuna.
Otra costumbre es que las jóvenes arrojen guirnaldas trenzadas por ellas a sus amados a través de las llamas y ellos deben recogerlas antes de que caigan al fuego. Las guirnaldas se guardan como talismanes de buena fortuna y, ocasionalmente, se quema alguna cinta en el hogar para procurar protección de sus
habitantes y animales.
Algunos grupos para finalizar las ceremonias se introducen entre las olas, comulgando por un corto tiempo con el mar y recibiendo de él toda su fuerza. De no ser posible en nuestro invierno, se puede saltar una pequeña hoguera (o hasta una vela de hornillo) y tomar luego un baño tibio con sal en la bañera (o ducha
con la bolsita de sal marina) centrándonos en esa purificación, el dejar atrás y el renacer y renovarse.

RITUAL CON AGUA
MATERIALES: Cuenco de barro o cristal, cucharadita de sal marina gruesa, talismanes o joyas personales,
caparazones o caracoles marinos y piedras de rio o de mar, gemas.
REALIZACIÓN: La noche de San Juan tomar un cuenco de barro o cristal, nunca plástico, ponerle agua y sal
marina (gruesa), dentro del agua e introducir los talismanes, joyas personales, caparazones o caracoles marinos y piedras de rio o de mar y gemas, dejarlo toda la noche a la luz de la luna (si está nublado no importa) y a primera hora de la mañana retirar todo y secarlo. Estarán limpios energéticamente y recargados.
Las caparazones, caracoles y piedras, se pueden colocar como protección, una o dos en las esquinas de las ventanas.
IMPORTANTE: No tirar el agua. El agua se debe guardar en alguna botella de vidrio bien limpia, y se puede utilizar durante todo el año para proteger la casa. Cuando sea necesario, se puede tirar un chorro en el balde de lavar el suelo, limpiar con ella ventanas, puertas de la casa y sus respectivos marcos. Es una manera de hacer una limpieza de la casa de malas energías. El agua sucia de esta limpieza hay que tirarla al inodoro y tirar de la cisterna.

RITUAL DE CORTE CON FUEGO
En una hoja de papel, con lápiz de grafo o pluma a tinta, escribir lo más completa y descriptivamente, las cosas, eventos, situaciones, emociones, problemas, miedos, ansiedades, todo, absolutamente todo lo que
deseamos que deje de suceder en nuestras vidas. Si no se tiene muy claro, o se duda de llegar a poder incluir todo, puede escribirse por ejemplo: “Que todos los males, enfermedades, problemas, carencias, preocupaciones, angustias y ansiedades dejen YA de manifestarse en mi vida, bajo todas sus formas posibles”. Se firma y se fecha. Luego se dobla, y se arroja a las llamas de una hoguera, o de un recipiente metálico con ramitas y demás materiales combustibles, donde conviene añadir unas ramitas de Romero y
Laurel secos.
Se puede saltar este fuego a modo de hoguera, entre 3 y 9 veces, para lograr, según la tradición gallega, protección para el resto del año, y luego meter las manos en agua tibia con sal.
Cuando el fuego de las ramas y papeles se ha transformado en cenizas, éstas se mezclan en la tierra de plantas o macetas.

OTRO RITUAL CON AGUA
Llenar un vaso con agua mineral sin gas, comunicarle verbalmente todos los deseos que fervientemente queremos que se hagan realidad, dejarlo tapado a la luz de la Luna en la noche de San Juan, y beberlo a la mañana siguiente.

QUEIMADA
UTENSILIOS E INGREDIENTES
Olla de barro vidriada para queimada o para fondue con tapa (en este caso, tabla de madera para apoyo)
Cucharón de mango largo y manopla para aislar
Mortero
1 litro de aguardiente de orujo gallego, o grappa o caña
200 ml de alcohol etílico refinado para licores
1 Cáscara gruesa de limón
2 Cucharadas de azúcar blanca
2 Cucharadas de azúcar rubia
2 Cucharadas de miel
Granos de café tostado (5 u 8)
Sobrecito de café instantáneo
Pizca de canela molida
Hojita de Ruda

PREPARACIÓN
Verter todo el aguardiente, grappa o caña en el recipiente, el azúcar y la miel. Mezclar bien.
Se pela el limón bien lavado y seco, de modo que quede como una espiral y se incorpora a la mezcla.
Moler bien el café en el mortero, y añadir junto con el sobrecito o cucharadita de café instantáneo y la canela.
Incorporar aproximadamente 2/3 del alcohol (reservar un poco para el cucharón).
Revolver muy bien durante varios minutos y echar la hojita de Ruda.
Para cocerla, se toma un poco en el cucharón, se le añade el resto del alcohol, se revuelve y se prende
fuego.
Una vez encendido el líquido del cucharón, se procede a “plantar fuego”: se va sumergiendo muy lentamente el cucharón en el líquido de la olla, se inclina suavemente hasta que el fuego del cucharón se propaga, y con movimientos muy suaves se comienza a mezclar la Queimada para que vaya calentándose
por la combustión del alcohol. Luego de unos minutos, y a causa de la temperatura, ya no es fácil que se apague la mezcla.
A medida que el alcohol se quema, la temperatura hace que la cáscara de limón libere sus aceites esenciales, parte del azúcar se transforme en caramelo, y el café, la canela y la Ruda incorporen sus
principios activos.
El fuego comienza tímidamente, experimenta un gran apogeo, y luego se va sosegando.
Es allí que hay que observar un cambio de color para leer el Conjuro o Súplica de la Queimada.
Acto seguido, se tapa la olla para extinguir las llamas, y luego se procede a servir la bebida caliente.
Se suele acompañar con rosquitas o bizcochitos de anís con baño de azúcar.

*************PRECAUCIONES**************
La mesa debe ser estable. No debe hacerse cerca de materiales inflamables, como cortinas, plásticos, fibras
naturales combustibles, depósitos de gas o combustibles, o en lugares muy pequeños.
Evitar acercar o pasar cerca de las llamas prendas como mangas sintéticas, el cabello, pestañas, cejas.
Evitar la presencia de niños que puedan correr cerca de la mesa y derramar la mezcla encendida.
Evitar la presencia de mascotas que puedan asustarse y empujar la mesa o subirse a la misma.
No debe consumirse en caso de embarazo o posibilidad de embarazo (Por el alcohol remanente y por la Ruda)

SOLSTICIO: Mito, Leyendas y Ritos
En la mayoría de las culturas antiguas se celebraban fiestas conmemorativas de los solsticios, pues representan el eterno
contraste de la luz y la oscuridad, de la vida y la muerte y el eterno renacer de la creación, donde nada puede ser destruido, solo
transformado en los tres estados naturales, sólido, líquido y gaseoso. Es el Ave Fénix que siempre renace de sus cenizas.
El Sol como dador de vida era considerado como Dios. Los signos del Zodíaco (la rueda de animales) eran los lugares donde el Dios
Sol viajaba y era conocido como la “Luz del Mundo” y “El salvador de la Humanidad”.
En tiempos prehistóricos, el verano era una época alegre del año para quienes vivían en latitudes septentrionales. La primera (o
única) Luna llena en Junio (boreal) se llama luna de miel.
La tradición sostiene que este es el mejor momento para cosechar la miel de las colmenas de abejas. En esta época del año, ha
sido el mes tradicional para las bodas. Esto se debe a que muchos pueblos antiguos creían que la gran unión (sexual) de la Diosa y
Dios se producía a principios de Mayo en Beltaine.
En algunas tradiciones, las parejas de recién casados eran alimentados con platos y bebidas con miel para el primer mes de su
vida matrimonial, a fin de fomentar el amor y la fertilidad. El vestigio superviviente de esta tradición sigue vivo en el nombre que
se les da a los recién casados inmediatamente después de la boda: la Luna de Miel.
En China, la ceremonia de Solsticio de Verano celebraba la tierra, lo femenino y las fuerzas del yin. Se complementaba con el
Solsticio de Invierno, que celebraba el cielo, la masculinidad y las fuerzas yang.
En el Hemisferio Sur, los Incas celebran el año nuevo solar el 24 de Junio durante el Solsticio de Invierno. El Inti Raymi o Fiesta del
Sol, fue la fiesta más importante en tiempo de los Incas.
El pueblo Mapuche y los pueblos originarios de Sudamérica conmemoran, el año nuevo (We Tripantu), el 24 de Junio, en el
Solsticio de Invierno, durante la noche más larga del año. Pasado el Solsticio, se renueva la tierra, regresa el Sol. Este ciclo, marca
el nacimiento de un nuevo periodo, a la par que brotan las semillas, los animales cambian pelaje, el hombre también se renueva.
Según sus creencias, cuando la noche haya llegado a su tope final, la naturaleza dará paso a un nuevo ciclo de vida, permitiendo
renovar los sueños, esperanzas y compromisos hacia un futuro mejor.
Los antiguos romanos contaban entre su nutrido panteón de dioses con la figura de Jano (Janus en latín), el dios de los solsticios.
Era también el dios de las puertas, de todos los inicios y de los finales. El Solsticio de Verano era llamado janua inferni, la “puerta
del infierno” o de los hombres, y el Solsticio de Invierno, janua coeli, la “puerta de los cielos“. Además de patrón de los
constructores, Jano era para los romanos el dios de la iniciación a los misterios. Era la “puerta”, no sólo solsticial, sino también
iniciática. Poseía una rica iconografía en la que lo más destacado era su representación con dos rostros, cada uno de ellos mirando
en direcciones opuestas. De ahí que se le denomine también como Jano bifronte.
Esta devoción se transmitió a los canteros medievales y pasó a la iconografía y la religión cristiana bajo el culto a los dos “San
Juan”: el Bautista, que tiene su festividad el 24 de Junio (Solsticio de Verano), y el Evangelista, que tiene su festividad el 27 de
Diciembre (Solsticio de Invierno).
En Egipto, aproximadamente en el año 3.000 A.C., Horus era el Dios Sol. Es el Sol antropomorfo, (con forma humana), y su vida es una serie de mitos alegóricos que envuelven los movimientos del Sol en el cielo. En los jeroglíficos antiguos encontramos al
“Mesías Solar”: Horus (el sol o la luz) y su contraparte Seth, (la oscuridad), cada mañana ganaba Horus y al atardecer Seth.
En la antigua Suecia, en el Solsticio de Verano, un árbol era instalado y decorado en cada ciudad. Era el árbol solsticial,
generalmente un pino. Los aldeanos bailaban a su alrededor. Las mujeres y las niñas acostumbraban bañarse en el río local. Este
era un ritual mágico, destinado a traer la lluvia para los cultivos. Este es la base del rito actual del árbol de Pascua.
Las antiguas tribus germánicas, eslavas y celtas en Europa celebraban el Solsticio de Verano con hogueras. Era la noche de
festivales del fuego y de la magia de amor, de oráculos para el amor y la adivinación. Otra de las funciones de las hogueras era generar magia simpática: dando un impulso o más fuerza a la energía del Sol, que, a partir de esos días de invierno iba haciéndose más “débil”, para que se mantuviera potente en el resto de la temporada de crecimiento y así garantizar una cosecha abundante.
Simbólicamente, el fuego también tenía una función “purificadora” en las personas que lo contemplaban.

Atte. Luisa Parodi

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