Los misterios de la Navidad

Todos los años por estos días la decoración de los centros comerciales y de la ciudad de Montevideo se transforma en una paleta cromática que posee varios colores, pero tradicionalmente tres colores predominan; el rojo, oro y verde, colores relacionados también con el proceso Alquímico.

Ya sea por tradición familiar o religiosa, las casas particulares en estas fechas se visten de fiesta. Se desempolvan los adornos navideños del año pasado, se prueban las luces intermitentes y el viejo arbolito de navidad es sacado de sus cajas, siempre y cuando no haya cumplido los reglamentarios siete años en la familia!

Aunque estas fechas son esperadas por muchos, el estrés general está en su punto límite, pues comienzan las fiestas de despedidas, los gastos excesivos en regalos, comidas y ropa de estreno, que hacen que cualquier tarjeta de crédito quede tan abultada como el vientre del abrigado papa Noel.

Pero la fiesta de la navidad es mucho más que las compras de regalos, las despedidas y los adornos, es un momento para el encuentro con los amigos y conocidos y es también un momento para celebrar la unión de la familia y el amor.

Pero aún hay más, es la celebración del nacimiento del salvador del mundo, ese que traerá la luz y la paz a la tierra y a los hombres de buena voluntad.

Pero esta celebración realizada por el mundo cristiano, no tiene sus inicios hace 2020 años atrás con el nacimiento de un niño llamado Jesús en la ciudad de Belén, sus comienzos se pierden en la noche de los tiempos y sus raíces son paganas como las posteriores celebraciones que se realizarán luego en la denominada “Semana Santa”.

Si nos transportáramos en el tiempo, algunos años antes del nacimiento de Jesús en Belén nos encontraríamos con pueblos de la antigua Mesopotamia, como los sumerios, acadios, persas , etc; o los mismos egipcios y romanos que celebraban en esta fecha del año el nacimiento de un salvador, al que llamaron Sol Invictus o Deus Sol Invictus (el invencible Dios Sol, el hijo de la naturaleza que es virgen e inmaculada), esta celebración se realizaba para dar fuerzas a la luz del Sol ante la oscuridad del invierno, recordemos que por estas fechas en el hemisferio norte rige la estación del invierno.

En la antigüedad la naturaleza era la máxima expresión de Dios y también su única forma de supervivencia. Es por este motivo que guiaba su vida, sus cosechas, sus costumbres y sus rituales acorde los ciclos telúricos que la madre naturaleza manifestara en cada época del año.

Para rendirles homenaje, utilizaba fechas importantes a las cuales les denominó equinoccios y solsticios. En los equinoccios, de otoño y de primavera, era cuando el sol estaba en un aparente equilibrio con relación a la tierra y en los solsticios, de invierno y verano, era donde el sol comenzaba a ganar presencia  como sucede el 25 de diciembre que es el solsticio de invierno para H. Norte; o en su máxima presencia el 25 de junio también para el H.Norte.

La Navidad es entonces un momento muy especial y simbólico. Se festeja el solsticio de invierno en el hemisferio norte y el solsticio de verano en nuestro hemisferio. El sol que resucita. El mito del héroe solar venciendo a la oscuridad. En el solsticio de invierno las noches son más largas que los días, por lo cual hay un mayor “reinado” de la Luna sobre el Sol.

Desde el punto de vista esotérico o místico la Luna es representativa de nuestra parte inconsciente, no por casualidad es la luminaria que se encuentra en la noche, momento en que retornamos a nuestras casas y nos resguardamos en el interior, es momento en que dormimos y estamos inconscientes a la realidad diaria.

Por lo tanto, en el hemisferio del norte festejan el nacimiento del héroe Solar, que el Sol comienza su camino hacia vencer a la oscuridad, hacia el Solsticio de verano y “reinar” sobre la Luna; los días serán más largos que las noches.

Así como la Luna representa nuestra parte inconsciente, el Sol representa nuestra parte consciente, la autoconsciencia, el reconocimiento de nuestro yo, nuestro ego.

Entonces, si en el hemisferio Norte festejan que el sol comienza a crecer en poder, es como el nacimiento de la Luz que tiene todo el potencial de transformarse en ese héroe consciente de su rol en la humanidad, de transformarse en un ser celeste.

En el hemisferio Sur festejamos la madurez de ese héroe Solar, esta con su mayor Luz y para nosotros, el poder tomar consciencia de nuestros actos, vencer nuestras oscuridades, iluminarlas, transformarlas en Luz.  Para ello como siempre, me tengo que alinear con la creación y el Creador.

Tenemos entonces un trabajo consciente para realizar en pos de nuestra iluminación y para ello nos vamos a valer de conocimientos ancestrales.

Existen en la Navidad varios elementos que se utilizan tanto para el “profano” como para el iniciado, pero la diferencia está como siempre, en la acción bien dirigida y la voluntad en el hacer.

El Pesebre es una representación del lugar, simbolismo y el momento de la iluminación. Quienes participaron y que papel importante tuvieron.

Es importante comprender porque Jesús nace en un pesebre según la tradición cristiana. Es el Hijo de Dios, un príncipe que se transformará en Rey.

Uno esperaría que a un príncipe se lo recibiera con las mayores galas y en un castillo, sin embargo, este príncipe y futuro Rey no reina en este plano de existencia, salvo que lo recibamos y le permitamos desarrollarse en nuestro interior con humildad, sencillez y rodeado de los más necesitados.

El nace rodeado de un asno y un buey y no de un caballo y un toro, animales más distinguidos en la época. No cualquiera poseía un caballo. En cambio, el asno y el buey son animales que realizan trabajos esforzados, en los terrenos más difíciles de transitar.

También vemos gente de trabajo humilde y esforzado a su alrededor. Es un mensaje a nuestro inconsciente, el Espíritu solo puede manifestarse en nuestro interior y poder “silenciar” nuestro ego si nos esforzamos en nuestro trabajo interior, con humildad, reconociendo nuestras debilidades y trabajar duro para superarlas.

Sólo a través del trabajo y la voluntad podremos superar el ego y despertar a una vida más pura y espiritual.

El árbol de navidad, representa el árbol de la vida o árbol de la Kabalah. Una representación de la creación y del creador manifestado.                                             Y el trabajo sobre éste árbol, nos permite que esos regalos que buscamos y que vienen desde el cielo o de un polo norte (del norte vienen precisamente los abetos- símbolos de la vida perenne que nunca muere), “portándonos bien”, lleguen desde el cielo hacia nuestra morada.

Esto es bien explicado por la Kabalah y hay grandes trabajos para realizar, pero son trabajos que no pueden formar parte de esta publicación.

Utilicemos entonces estos momentos de Magia para que estos Misterios despierten en nuestro interior y podamos así, realizar un trabajo interior que nos eleve en consciencia y el Luz para comenzar un nuevo ciclo de evolución personal.

Muy Feliz Navidad!!!

Muy Feliz renacimiento de la Luz en vuestro interior!!!

  Jorge Valls

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